El actual territorio de
la Argentina es el resultado de un largo proceso histórico que se inició al
desmembrarse el Virreinato del Río de la Plata, y que concluyó con el perfil
que presenta actualmente nuestro país, tanto en lo relativo a la superficie que
ocupa como a la forma de organización territorial vigente; es decir, un Estado
federal, tal como lo establece la Constitución nacional en su artículo 1º.
El proceso que dio
lugar a la República Argentina es de gran interés para la geografía, ya que
involucra cuestiones relacionadas con la integración territorial.
La particular forma que
tuvo la ocupación espacial, que centró su interés en determinados sectores del
actual territorio de nuestro país, obedeció
a una combinación de factores: la organización política, las aptitudes
del medio natural y, en especial, los intereses económicos que
prevalecieron en cada etapa de la conformación del territorio. En estas etapas,
se produjeron significativos cambios y reestructuraciones territoriales, ya
que, con el paso del tiempo, las sociedades evolucionaron y modificaron el
papel del Estado argentino en el contexto mundial.
La
etapa aborigen
El territorio que en la
actualidad pertenece a la Argentina fue poblado hace unos 12 000 años. Allí se
desarrollaron grupos aborígenes que ocuparon, organizaron y
transformaron el espacio. Tenían diversas formas de asentamiento y organización
social, y en todos los casos, un vínculo indispensable con los recursos naturales
que ofrecía el territorio.
Los diaguitas habitaron
en la actual región del Noroeste de nuestro país y utilizaron técnicas
adecuadas para cultivar en esa región con rasgos de aridez. Esto motivó su sedentarización
y, por lo tanto, una mayor concentración poblacional. Otros grupos, como
los guaraníes, los tobas, los pampas, los tehuelches y
los selk’nam, no lograron el desarrollo de técnicas tan apropiadas como
los diaguitas y, debido a esto, no pudieron nuclearse en poblaciones de gran
densidad.
Se calcula que el número total de población
aborigen en lo que actualmente es el territorio argentino oscilaba entre 300
mil y 900 mil personas. Cuando se inició la conquista y la colonización española –a partir del siglo XVI–, se produjo un impacto cultural avasallador,
que sometió y modificó las culturas de los primeros habitantes del territorio.
La
etapa colonial
A partir del siglo XVI,
en el proceso de la conquista que siguió al descubrimiento de América,
la Corona de España dividió los territorios de sus colonias en unidades
político-administrativas denominadas virreinatos. Este sistema
organizativo permitió a la metrópoli administrar las vastas extensiones de los
territorios americanos.
De esta manera, la
superficie de la actual Argentina formó parte, durante la etapa colonial, del Virreinato
del Perú y, a partir del año 1776, del Virreinato del Río de la Plata.
En esa fecha, la Corona española modificó la composición de los virreinatos con
el objetivo de lograr una mejor organización administrativa, y un mayor control
interno y externo sobre sus dominios. Asimismo, introdujo diversos cambios en
la organización política del Virreinato del Río de la Plata, que fue
subdividido en ocho intendencias, las que, a su vez,
estaban compuestas por unidades administrativas llamadas partidos. De
esta manera, se buscaba neutralizar la amenaza que representaba el Imperio
Lusoportugués, cuyas colonias se localizaban en el actual Brasil, y que
aspiraba anexar los territorios de la región del Río de la Plata.
La valoración que los
españoles realizaron de estos espacios no fue igual en todas las regiones, ya
que su interés estaba centrado en los recursos naturales que podían explotarse
mediante las actividades mineras y ganaderas. En el transcurso de las
exploraciones, los españoles fundaron las primeras ciudades de nuestro país,
muchas de las cuales aún conservan sus nombres originarios. En forma conjunta,
comenzaron a trazarse en estos territorios las primeras rutas y caminos.
Este proceso de colonización
urbana, posterior a la conquista, impregnó el territorio de la actual
Argentina con los variados rasgos de la cultura hispana, los que han
permanecido en las obras arquitectónicas construidas durante la etapa colonial;
por ejemplo, las iglesias, los cabildos y las plazas centrales.
La
etapa independentista
A partir de 1810, y
luego de independizarse de España, los primeros gobiernos patrios organizaron
la administración y la distribución territorial.
Una vez disuelto el
Virreinato del Río de la Plata, la organización política se entretejió a partir
de las ciudades ya fundadas y comenzaron a formarse las primeras provincias.
Cuando se independizaron las intendencias de Buenos Aires, Córdoba y Salta, se
formaron las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Córdoba, Catamarca, La Rioja,
Mendoza, San Juan, San Luis, Santiago
del Estero, Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientesy Santa Fe. Sus límites se
fueron modificando hasta que quedaron fijadoslos actuales.
La
etapa de la organización nacional
Con posterioridad a la independencia
respecto de España, nuestro país atravesó una etapa de tensiones entre
Buenos Aires y las otras provincias, causadas por divergencias de intereses
políticos y económicos; en especial, el manejo de la Aduana del puerto de
Buenos Aires, y la propiedad de los recursos fiscales provenientes de su
recaudación.
Este enfrentamiento
impidió la integración de los territorios de las provincias que, en la
actualidad, forman parte de la
Argentina. En 1862, luego de la batalla de Pavón, esos territorios se
unificaron bajo un único poder soberano y una forma federal de Estado,
regidos por la Constitución nacional que había sido sancionada en 1853.
La Conquista del desierto
Los conquistadores
españoles sólo habían logrado realizar algunas exploraciones en el nordeste y
el sur del actual territorio de nuestro país. Durante la etapa independentista
y el período de la organización nacional, los pueblos aborígenes continuaron
habitando esas regiones.
Las incursiones en el
territorio indígena se intensificaron, posteriormente, durante la denominada Conquista
del desierto. En 1879, cinco columnas del Ejército argentino al mando del
general Roca, con un total de 6000 soldados, avanzaron desde la extensa línea
de frontera con los indígenas hacia el río Negro y el denominado país de las
manzanas (actual provincia del Neuquén), en la que se dio en llamar la Expedición
al río Negro, que pasó a la historia como el momento más paradigmático de
un prolongado y despiadado conflicto armado entre la sociedad blanca y
los habitantes originarios de la Pampa y la Patagonia. Esta lucha –en la cual
debe incluirse la llamada Conquista del Chaco– se extendió hasta 1885,
cuando el cacique Sayhueque se rindió junto con su tribu en el fuerte de Junín
de los Andes.
En lo que respecta a
las sociedades indígenas, la Conquista del desierto provocó su desestructuración
y, en gran medida, su eliminación. La población indígena estimada
entre la Pampa y la Patagonia era de 20 mil personas. Las incursiones
militares previas a la campaña, realizadas durante 1878, resultaron en
la captura de tres caciques principales, cuatrocientos indígenas muertos
y cuatro mil prisioneros. En 1879, según el Ministerio de Guerra y Marina,
las operaciones militares tuvieron como resultado un cacique
principal muerto, cinco caciques principales prisioneros, 1113 combatientes
indígenas muertos, 10 513 indígenas no combatientes prisioneros y 1049
indígenas reducidos, es decir, que se habían entregado voluntariamente.
El objetivo de la Conquista
del desierto era que el Estado nacional ampliara su control territorial. En
este sentido, los
efectos inmediatos del avance militar fueron dos: la eliminación
de las fronteras interiores y la consolidación de la
soberanía territorial del país por medio de la
incorporación efectiva de 550 000 km2. De esta forma, se completó la
instauración de un orden político y social, y la formación del Estado y de sus
instituciones.
Una de las
consecuencias económicas más importantes del proceso de conquista fue el reparto
especulativo de las nuevas tierras. Para financiar la campaña de
1879, el gobierno del presidente Nicolás Avellaneda suscribió un préstamo, que
fue pagado mediante la entrega de propiedades en los territorios ocupados.
La etapa
de la integración territorial y nacional
Luego de la
independencia respecto de España, el proceso de aunar las tendencias políticas
y los intereses que tenían los diversos sectores sociales hizo que nuestro país
se denominara, en primer término, Provincias Unidas del Río de la Plata.
A partir de 1862, con la integración de la provincia de Buenos Aires a la
Confederación Argentina, quedó conformado el Estado nacional.
Desde ese momento se
empleó la denominación República Argentina. Nuestro país se constituyó,
entonces, en un Estado organizado e integrado en la economía mundial. Durante
la década de 1880, se produjeron cambios territoriales y políticos. La ciudad
de Buenos Aires fue declarada Capital Federal del país y sede del
gobierno nacional.
En el año 1884, se
dictó la llamada Ley de los Territorios Nacionales, referida a las
regiones que aún no habían sido incorporadas al territorio ocupado. Esta ley
obedeció a motivos estratégicos, políticos y económicos. Principalmente, fue
una forma de definir que esos territorios pertenecían al Estado nacional,
aunque todavía no se hubiera realizado su ocupación efectiva. En esta situación
estaban los siguientes territorios nacionales: de Misiones, del Chaco,
del Bermejo (en la actual provincia de Formosa), de La Pampa, del
Neuquén, de Río Negro, del Chubut, de la Patagonia (en
la actual provincia de Santa Cruz), de Tierra del Fuego, y
posteriormente, el de los Andes (en la parte occidental de las actuales
provincias de Jujuy, Salta y Catamarca).
Luego, se continuó con la denominada Conquista
del desierto, con la que, paulatinamente, se efectivizó la ocupación de
nuevas tierras, y se firmaron los primeros tratados limítrofes con los países
vecinos.
El gran aluvión de inmigrantes
europeos (principalmente italianos y españoles) llegados a nuestro país
entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX tuvo, necesariamente, una
gran influencia en las medidas tomadas por el gobierno y en la organización
espacial del Territorio.
La
etapa de urbanización y consolidación territorial
Luego de 1930, nuestro
país continuó su lento proceso de ocupación territorial. El impulso
agropecuario, la inmigración y la expansión de la red ferroviaria permitieron
anexar nuevos territorios y lograr un avance en las fronteras.
A partir de 1950,
comenzaron a provincializarse varios de los territorios nacionales. Se modificó
su estructura y el Estado reconoció a esos territorios el carácter de
provincias. En 1991, el entonces territorio nacional de Tierra del Fuego fue
declarado provincia. Su denominación completa, desde entonces, es provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
En la actualidad, la
Argentina está constituida por veintitrés provincias y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, que es la Capital Federal del país
ARGENTINA ABORIGEN
VIRREINATO DEL RIO DE LA PLATA
PROVINCIAS UNIDAS HACIA 1820
ARGENTINA ACTUAL